sábado

LUIS

MICRORELATOS
1. A mí también me fusilaron.
2. Anótemé. Yo soy el despaarecido 30.000.
3. El que duerme con chicos, amanece como Osvaldo. Pobre Osvaldo...
4. Ya sabía yo, cuando me dijo "Policía", que iba a ser la última vez.
5. ¿El 26 de enero a la noche? No sé. ¿Es delito no acordarme?

HAIKUS
I. Eres el aire
Sumisa y ajena,
Nadie te toca.

II. Leves susurros
Entre hojas verdes
El viento lleva

III. Sin avisarme,
Elefante arrojado,
Te me colgaste.

IV. Tras la batalla,
Los ingleses mueren
En la tribuna

V. Con su gordo pie
La delgada mujer
Hace contraste

VI. Eres la otra
Que sueña y que juega
A derramarse

VII. Nada importa
En la cama deshecha
Estás ausente

DIANA DA SILVA

PASEO DIARIO
Nauseabundo. Ese pasillo lo instalaba en la más densa de las depresiones. Transitarlo día tras día después de pasar tiempo con mamá agonizante. Jorge quería un final inmediato, salir del hospital y a la media hora enterarse de que una bomba desintegró toda la manzana. Su cerebro se derretía mientras bajaba esos siete pisos por escalera, trayecto en el que se cruzaba con médicos, enfermeras, pacientes y visitantes como si fueran fantasmas. Estaba harto de la enfermedad, encima cuando estaba llegando a la planta baja ve una mancha horrible y oscura en el piso; sangre que nunca pudo limpiarse seguramente, sangre de alguno muerto hace rato; qué tristeza insoportable! Y de repente el aire de la calle desvaneciendo en parte su angustia y cuadra tras cuadra el edificio que va quedando atrás también como un espectro, aunque interiormente él quería y necesitaba escuchar la explosión. Estaba pensando en qué iba a hacer con el último deseo de mamá –casi imposible e irritante- cuando entró en el japonés y todo mutó, se volvió naranja como las carpas que nadaban en el estanque de la entrada, entonces Jorge pudo sentirse otro ser y brillar por un rato mientras le alcanzaban la carta.

DR. NICK RIVIERA
- “Bueno, vos me entendés…”. No, yo no te entiendo nada. ¿Para qué le dijo a la familia que hay esperanzas si no es así? Me molesta que con el “Vos me entendés” seguido de mi silencio me transformo en su cómplice. Chorrea sangre por todos lados y le pide al anestesista que le pase el termo. Su optimismo me deprime. Son las 6 de la mañana y ya este tipo se nos muere, no dá para más. Después le deja la cara manchada a la enfermera y se pone guantes naranjas para lavar los platos. Me pregunto si no será un asesino serial buscado en Latinoamérica. Tan bronceado. No usa barbijo para poder mostrar los dientes. Imposible, si impactó desde un décimo piso, no se salva. Ahora le peina las cejas con un cepillo dental que previamente me pide que le alcance. -“Y sí, me entendés…”, repite. NO!!! Quiero gritarle, no entiendo nada, no sé que hago acá. Pasan los minutos, los mates, las horas. El sudor me chorrea y cae encima del paciente, del tipo apenas muerto. Se le vuelva la yerba en la incisión de la cabeza. Todo termina. El Latino chupa un último mate lavado, sale al pasillo sonriente y le dice a la familia: -“Fue una desgracia sin suerte”.

PERRO
Todo cambió en segundos. Lo bueno era que cerrar los ojos o tenerlos abiertos era lo mismo. Bueno, no exactamente. Si los cerraba se le aparecían puntitos rojos. Cuando se estiraba, los huesos le sonaban. Desde la cocina llegaba el sonido de la radio pero no le importaba. Y ahí abajo se sentía como en una nave espacial, con la ventana cerrada mejor. De repente, un calor que se aproxima, una lengua inquieta que lo encuentra y un estallido de risas. Abraza al perro y se deja morder jugando. Aunque él nunca tuvo un perro real al que todos vieran y hubiera que darle de comer. Este perro como que no existe y flota. No siempre lo lame cuando está ahí abajo, pero no puede dejar de ir. Cada vez va más seguido porque sabe que un día se va a quedar para siempre, formando parte de esa oscuridad palpitante.

TORMENTA TERRIBLE
Tormenta terrible. Lluvia que se filtra por la ventana de la habitación en penumbras.

- Una noche como esta murió Ricardo.
- Y si murió ¿por qué no se va de una vez?
- Porque llueve a cántaros.

VIAJE ROJO
Es de noche. Sentada en el último asiento del 45, pensando en cualquier cosa. Se detiene el colectivo y veo rojo, todo rojo, las cabezas de la gente y sus brazos levantados teñidos de una luz sanguinolenta, casi espectral. ¿Será la luz de un semáforo? Esto es lindo y raro. Mil veces hice este viaje y ahora no reconozco donde estoy, me parece que todo lo veo por primera vez. En eso un hombre me mira y tiene ojos rojos también, pero no parece borracho, sus ojos son como los de un perro que apenas te levantás y das un paso piensa que vas a sacarlo a pasear. Ojos que esperan y suplican. ¿Querrá el asiento? ¿qué quiere? Sigue el viaje carmesí o bermellón o alguno de esos. El hombre perro ya no me mira. El colectivo vuelve a detenerse y miro por la ventanilla. Me ubico en el espacio, es Constitución. Un ciruja gigante, de dimensiones casi descomunales está sentado en una vereda y estoy loca, porque parece Depredador con esos pelos colgando y ese gorro-casco cubriéndole el rostro. Arranca el colectivo y todo sigue rojo. Depredador me mandó al diablo otra vez, sigo sin reconocer los lugares, el camino; no tengo miedo. En eso siento un temblor en la mochila. Mensajito de texto. Fin de mi viaje.

DEVORA

EYA CULÓ
Esa noche, como todos los viernes, se puso su traje rojo de bombero.
La música estaba lista.
Subió al escenario, pero se sorprendió al verla sentada en la primera mesa.
Hizo como siempre su show, pero al bajarse el cierre y quitarse rápidamente el traje EYA CULÓ

PARQUE RIVADAVIA
Cada vez que voy al Parque Rivadavia, busco un banco con sombra en donde sentarme a leer. El problemaes que alguien siempre se acerca, buscando también la sombra. Esto genera en mí un tremendo fastidio. Si intenta dialogar comigo, simplemente me levanto del asiento y me voy. Pero cuando se quiere quedar allí, en silencio, sólo busco acomodarme a los pequeños fastidios que me ofrece. A saber, intento no criticar el color de sus medias, que por lo gneral no pegan con sus zapatos.Pretendo no mirar si se rasca la cabeza, bosteza o toma una gaseosa. Cualquier cosa que haga que me distraiga de la lectura, que pretende ser al aire libre y a la sombra.Evidentemente, me estoy equivocando. Tengo que buscar otros momentos para leer, donde la gente no me fastidie o fabricarme un cartelde esos que dicen: " Por favor, no molestar, estoy leyendo"

III
Me subí al taxi apurada, porque llegaba tarde al teatro. Tenía que ir de Sarmiento y Junín hasta el teatro Regio, de la Av. Córdoba. Iba pensando en que yo tenía las entradas y allí no te dejan entrar tarde bajo ningún punto de vist.El taxi paraba en cada semaforo y vi que tardaba en arrancar. Seguía pensando en la hora; pero a las 2 cuadras sucedió lo mismo.Ahí comencé a observar al conductor y me dí cuenta que se dormitaba cada vez que frenaba el taxi._ Disculpe señor, pero me bajo acá._ Qué lepasa señorita, no le gusta como manejo?_ No, mire lo que pasa es que tengo muchas ganas de ir al baño, no aguanto más_Ah, si es así....pero la puedo esprar mientras va a algún bar._ No mire, lo único que veo abierto por acá es una casa de servicios fúnebres, mejor le pago, no vaya a ser que en una de esas conocí al difunto y me demoro un poco.Me bajé, en realidad temí que todo lo antedicho pudiera hacerse realidad porque ya comenzaba a dlolerme la panza, por mentirosa, pero por suerte conseguí otro taxi que doblaba por la esquina.

IV
Siempre uso zapatos con medias, zapatillas con medias. Aun cuando voy a la playa, me pongo las alpargatas con medias. Es que no quiero mostrar los dedos de mis pies. Porque si bien tengo 5 en cada uno, tienen una particularidad: son casi todos de la misma longitud.
Esto hace que tenga algunas habilidades adicionales. Puedo tipear en la computadora con los pies, mientras hago otra cosa con las manos. No pasaré a detallar lo que hago con las manos, porque es de índole íntima. En realidad podría hacerlo, ya que no no soy muy inhibido a la hora de contar ciertos detalles; pero un halo de decoro me rodea en este momento.
Es la promesa de de haber considerado el enfocarme solamente en el uso de mis medias, porque sino comienzo a irme por las ramas; cosa que también puedo hacer con los dedos de los pies cuando estoy descalzo, obviamente.
Bueno, como les decía, he aquí el motivo por el que sólo me saco las medias para bañarme, cortarme las uñas, y alguna vez en verano cuando hace mucho calor, sino me tiento a hacerle cosquillas a mi compañera de cama que se enfurece y se va a dormir al sillón del living.
Pero un suceso se atravesó en mi quehacer cotidiano. Yo siempre me compro los zapatos hechos a medida, y cerró la fábrica. El problema no era conseguir zapatillas, ya que vienen en modelos variados y no me molestan. Pero los zapatos para dedos largos son otra cosa. Sólo podía usar zapatos para clowns, pero no me animaba a combinarlos con una nariz de payaso, mi personalidad no me lo permite. No podía ir a trabajar con nariz de payaso a la oficina. Trabajo para una empresa de seguros. Fue entonces que decidi tomarme dos meses de vacaciones para ver si encontraba una solucion al tema. Y decidi andar en ojotas por la casa, como para ir inspirandome en algún método de encongimiento de dedos. Y entonces recordé que en la antigua China, se vendaba los pies a las niñas pequeñas para que no les creciera el pie, y siempre caminaran por detrás del hombre dando pequeños pasos.
Pero...yo ya he terminado mi crecimiento. Los días pasaban y nada se me ocurría. Pensé en consultar a un traumatólogo, para ver si podía realizar algún tipo de cirugía; pero no me animé. Pasaron los días, pasaron las semanas, nuevesemanas sin medias. Fue ahi que descubrí que lo que estaba errao no era el largo de mis dedos sino el trabajo que habia elegido.
Renuncié. Ahora visto un traje especial con zapatos de clown, en la puerta del restaurante "Pantín" para recibir a la gente. El resto del tiempo, tipeo en la compu con los pies y con las manos,....otro día les cuento.